A Felipe Choque la vida no lo trató muy bien. Al menos eso es lo que él piensa. Desde muy joven decidió encerrarse en sí mismo y echar a perder la relación con su familia y sus conocidos. Pero un buen día llega de visita Juan Sullca, un amigo compañero de colegio que ahora radica en Lima, y la vida de Felipe sufre un giro inesperado que lo transforma por completo. ¡Un milagro que solo puede ocurrir en "la cueva de los reflejos"!

A varios kilómetros de un típico caserío andino de pequeñas casitas de adobe y techo de tejas a dos aguas, casi escondido a los pies de la majestuosa cordillera Blanca (llamadas así por los muchos glaciares que la componen, entre los que destacan el Huascarán, el Huandoy y el Alpamayo) aunque bastante cerca del callejón de Huaylas (o valle del río Santa), hay una enorme y muy extraña formación rocosa que se caracteriza, entre otras cosas, por estar plagada de grutas y cuevas de todas las formas y los tamaños imaginables. Unas están al nivel del terreno y otras van en sentido ascendente o descendente. Unas son solamente un hueco en la montaña, y otras tienen cientos de hermosísimas estalactitas y estalagmitas de variadas dimensiones.